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Fitoplancton

Los Guardianes Invisibles del Océano

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El término fitoplancton proviene de las palabras griegas «phyto» (planta) y «planktos» (hecho para deambular o vagar). Estos son organismos microscópicos que viven en ambientes acuáticos, tanto salados como de agua dulce. Aunque son diminutos, su diversidad es inmensa, abarcando bacterias, protistas y, en su mayoría, plantas unicelulares.

Entre los tipos más comunes se encuentran las cianobacterias, las diatomeas envueltas en sílice, los dinoflagelados y los cocolitóforos cubiertos de tiza.

Al igual que las plantas terrestres, el fitoplancton posee clorofila para capturar la luz solar. Utilizan la fotosíntesis para convertir la luz en energía química, un proceso durante el cual consumen dióxido de carbono y liberan oxígeno.

Su crecimiento depende de la luz solar, el CO2​ y nutrientes como nitrato, fosfato y, crucialmente, trazas de hierro. Cuando las condiciones son óptimas, las poblaciones de fitoplancton pueden crecer explosivamente en un fenómeno conocido como «bloom» o florecimiento, que son tan masivos que resultan visibles en imágenes satelitales.


La Importancia Vital: Base Alimenticia y Clima

El papel del fitoplancton en el planeta es doble y fundamental:

La Base de la Red Alimenticia

El fitoplancton constituye la base de la red alimenticia acuática; son los productores primarios que sustentan todo el ecosistema. Sirven de alimento desde el zooplancton microscópico hasta ballenas de varias toneladas.

Sin embargo, ciertas especies pueden ser perjudiciales, produciendo biotoxinas que causan las «mareas rojas». Además, la descomposición de un florecimiento masivo consume oxígeno, creando las peligrosas «zonas muertas» en el fondo marino.

Regulación Climática Global

A través de la fotosíntesis, el fitoplancton consume dióxido de carbono a una escala equivalente a la de todos los bosques y plantas terrestres combinados. Este CO2​ consumido se almacena, y una parte se transfiere a las profundidades del océano mediante la «Bomba Biológica de Carbono».

Se estima que esta bomba transfiere alrededor de 10 gigatoneladas de carbono de la atmósfera a las profundidades del océano anualmente. Por ello, incluso pequeños cambios en su crecimiento podrían tener un impacto significativo en las concentraciones atmosféricas de CO2​ y la temperatura global.


Estudiando el Fitoplancton: Del Barco al Satélite

Para comprender el papel global del fitoplancton, los científicos utilizan una combinación de métodos:

  1. Muestreo Directo: Los biólogos marinos toman muestras de agua directamente del océano utilizando redes y matraces para análisis microscópico y genético.
  2. Detección Remota por Satélite: Los satélites de la NASA son esenciales para los estudios a escala global. Un florecimiento masivo cambia la forma en que la superficie del océano refleja la luz debido a la alta concentración de clorofila. Los científicos usan estos cambios en el color del océano (de azul a verdoso o marrón) para estimar la biomasa de fitoplancton.

El fitoplancton prolifera en zonas costeras, plataformas continentales y áreas donde los vientos provocan afloramientos (donde el agua profunda y rica en nutrientes sube a la superficie).


Tendencias y Cambio Climático

Los modelos predicen que a medida que la superficie del océano se calienta debido al aumento de los gases de efecto invernadero, la productividad del fitoplancton podría disminuir. Esto se debe a que el agua más cálida reduce la mezcla vertical, cortando el reciclaje de nutrientes desde las profundidades.

Los científicos ya han observado una expansión de los «desiertos marinos» subtropicales. La disminución en la productividad y los cambios en la composición de las especies de fitoplancton (favoreciendo organismos más pequeños) son una señal de alarma que subraya la fragilidad de estos guardianes invisibles ante el calentamiento global.

Adaptado de un artículo del Earth Observatory de la NASA por Rebecca Lindsey y Michon Scott.